Álvaro Pereiro, del Museo da Pedra: “O Incio tiene mucha Historia, pero no se le quiso dar valor”

Jessica Fernández
El Museo de la Piedra de O Incio, uno de los espacios más singulares de Galicia, no es solo un lugar donde se expone la belleza de las piedras y las esculturas; es también un testimonio del trabajo y la dedicación de un hombre que, a lo largo de 27 años (en 1998 se funda el Museo de la Piedra de O Incio), logró recuperar y preservar una parte importante de la historia de Galicia, y en concreto de O Incio, donde las piedras, el patrimonio y la cultura se entrelazan. Este hombre es Álvaro Pereiro, escultor y promotor de este museo que, pese a los obstáculos y las dificultades, ha mantenido vivo un lugar valioso para la sociedad.
Álvaro Pereiro confiesa que siempre tuvo una profunda afición por la arqueología, una pasión que nació en sus andanzas por las aldeas y montes de O Incio. "Esta es una zona con mucha historia", dice con emoción, "hay 45 castros y fue una zona muy poblada en la época de los celtas". Su interés por la historia y las piedras comenzó desde joven, cuando salía "de caza" y encontraba piedras incrustadas en las paredes. Fue en esos momentos cuando Pereiro empezó a descubrir los primeros indicios de un pasado antiguo que ahora se conserva a través de piezas de un valor incalculable en el Museo de la Piedra. "A raíz de eso, comencé a encontrar molinos y otras piezas antiguas, como fósiles", explica, y menciona que esa fue la semilla de un proyecto que, sin saber bien cómo, acabaría convirtiéndose en una de las principales atracciones culturales de la zona.

Un museo construido a base de trabajo e ilusión
El Museo de la Piedra de O Incio no comenzó como un museo formal, sino como un espacio donde Pereiro recogía, estudiaba y exhibía las piezas que iba encontrando. "Tenía solo dos piezas, pero luego fueron llegando más". Esta "zona de exposición" fue la primera forma que tomó lo que acabaría siendo un verdadero museo, que combina historia, arqueología y escultura. A sus piezas se suma el descubrimiento de molinos celtas de más de dos mil años antes de Cristo. Entre otras cosas, "este molino sirvió para hacer estudios sobre el pan de bellota", explica, haciendo referencia a un molino de piedra de gran valor cultural en esta zona, donde la castaña y la bellota fueron los primeros cereales utilizados en la alimentación antes de la llegada del trigo con los romanos.
El museo también surgió como una forma de preservar un patrimonio que, a lo largo de los años, parecía haber sido ignorado. Aunque se han realizado muchos trabajos en el campo, también ha habido estudios científicos y universitarios desarrollados en torno a la labor de Pereiro, ya que la preservación de estos restos históricos ha permitido que el Museo de la Piedra se convierta en un referente en estudios arqueológicos y culturales.
Escultura y creación
Álvaro Pereiro también es reconocido por su trabajo como escultor. "Trabajé con el escultor Manuel Fandiño, que a su vez fue alumno de Francisco Asorey, uno de los escultores más importantes de la historia de Galicia". Su estilo destaca por la variedad de materiales que emplea, como mármol, granito, magnesita negra y magnesita blanca. Cada pieza que crea tiene una característica propia que la hace única, y el tiempo de trabajo requerido puede ser muy largo. "Tallando y puliendo una pieza puedo tardar entre cuatro y cinco meses", explica. Actualmente, las máquinas facilitan algunos procesos, pero, según Pereiro, el arte de la escultura tradicional sigue siendo muy apreciado por los pocos escultores que aún mantienen viva esta tradición.
Entre las piezas que destacan en su trabajo se encuentra Mentes cruzadas, realizada en mármol de Lóuzara e inspirada en el cubismo. También se puede admirar su recreación de la famosa Rosetta de Londres, una de las piezas más emblemáticas de la historia egipcia. Esta fue fundamental para descifrar la escritura antigua egipcia y ocupa un lugar destacado en su carrera. "La historia de la Piedra Rosetta es muy interesante", señala, "fue mandada construir por Ptolomeo V y, después de la muerte de Cleopatra, el idioma egipcio fue desapareciendo. Fue en 1890 cuando el egipcio antiguo se recuperó, gracias a la traducción realizada por los franceses".
Además, participó en la talla de piezas que forman parte de la fachada del edificio del Ayuntamiento de O Incio y algunas de las piezas que al final no se integraron en la fachada quedaron para completar la colección del Museo de la Piedra. También destaca el escudo del Museo de la Piedra, que contiene su apellido, su oficio, su pueblo y un mamut, ya que este forma parte de la historia de O Incio.

El mármol de O Incio
Uno de los materiales más destacados en el museo es el mármol de O Incio, que Pereiro ha estudiado y utilizado en muchas de sus piezas escultóricas. "El mármol de O Incio es reconocido mundialmente", explica con orgullo. Uno de los hallazgos más significativos relacionados con este mármol fue el descubrimiento de una talla muy antigua, el Crismón de Quiroga, que se exhibe en el Museo Diocesano de Lugo. "Los romanos usaron el mármol de O Incio para hacer piezas como las que se encontraron en Quiroga, aunque también se han hallado capiteles del mismo origen en Santiago de Compostela y Pontevedra", dice.
El trabajo con mármol, que Pereiro ha aprendido a dominar a lo largo de los años, también sirve de base para estudios más profundos. "Hoy en día, el mármol de O Incio es un tema de estudio en todas las universidades del mundo", asegura. Según él, este mármol no solo es importante por su calidad, sino también por su genealogía, algo que se ha descubierto gracias a nuevas técnicas de investigación, como la genética. "A través de la genética, con una pieza arqueológica, aunque esté muy desgastada, podemos rastrear su origen en cualquier parte del mundo", comenta Pereiro.
La importancia del trabajo y la memoria
A pesar de los logros alcanzados y la admiración que el Museo de la Piedra de O Incio ha ganado a lo largo de los años, Pereiro no oculta su desilusión por el futuro de este espacio cultural. "El museo no tiene futuro", lamenta. "Aunque muchas personas lo han visitado, e incluso hemos tenido exposiciones en A Coruña, Ponferrada, Barcelona o Lugo, el apoyo nunca ha sido suficiente". Aunque el Ayuntamiento y otras entidades han mostrado interés en momentos puntuales, Pereiro siente que la falta de implicación real por parte de las administraciones locales ha hecho que el museo se convierta en un proyecto "abandonado". Lo mismo ocurre con las riquezas arqueológicas y geológicas que la zona ofrece, como los petroglifos o los meteoritos que él mismo descubrió, que permanecen sin el reconocimiento que merecen. "Hay muchas historias que se pueden contar sobre O Incio, pero no se le ha querido dar el valor que tiene y acabará muriendo", augura.
Álvaro Pereiro no se considera un hombre de renombre, sino un trabajador apasionado por su tierra y su historia. "Yo no soy nadie", dice con humildad. "Ha servido mucho lo que hice, pero también valoro lo que han hecho los demás, aprendí a valorar el trabajo de otros". Con 70 años, su visión del trabajo y su capacidad de apreciar incluso los detalles más pequeños reflejan su compromiso con la importancia de mantener viva la memoria de la historia. "Yo valoro un petroglifo porque he encontrado muchos y sé el trabajo que supone, y sobre todo valoro el esfuerzo de los que estuvieron antes que yo, ya que no contaban con herramientas, hacían un agujero con una piedra. Se valora el trabajo cuando uno mismo tiene que hacerlo", reflexiona.