Descubriendo el patrimonio: Monasterio de San Facundo de Ribas do Miño

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La historia de este monasterio se remonta al año 1120, momento en el que los monjes benedictinos decidieron establecerse en este lugar estratégico para ofrecer ayuda espiritual y material a los caminantes del Camino Francés
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31 May 2025

En el Ayuntamiento de Paradela, entre las laderas cubiertas de viñedos y a orillas tranquilas del río Miño, se encuentran los restos del antiguo monasterio de San Facundo de Ribas de Miño, una de las joyas patrimoniales más singulares del municipio de Paradela. Su ubicación, en el valle formado por el río a su paso por el municipio, no es casual: allí, donde el Miño fluye sereno, se levantaron en el siglo XII unas instalaciones religiosas que sirvieron de refugio y acogida a peregrinos en ruta hacia Santiago de Compostela.

La historia de este monasterio se remonta al año 1120, momento en el que los monjes benedictinos decidieron establecerse en este lugar estratégico para ofrecer ayuda espiritual y material a los caminantes del Camino Francés. Su fundación está directamente relacionada con un episodio histórico singular: la destrucción del puente romano de Portomarín por orden de Doña Urraca, reina de León y Castilla, en el año 1116. Su decisión tenía como objetivo perjudicar económicamente al arzobispo Xelmírez, privándolo así de las rentas derivadas del tránsito de los peregrinos. Como respuesta a esta situación, y para garantizar una alternativa de paso, se creó el monasterio de San Facundo en un punto del río donde la corriente era más benigna, facilitando el cruce en barcas.

El monasterio nació, por tanto, con el espíritu hospitalario que caracterizó a muchos de los enclaves religiosos a lo largo de las rutas jacobeas. Durante siglos, San Facundo fue un lugar de acogida, oración y descanso para viajeros de todas las procedencias, convirtiéndose también en un elemento cohesionador del territorio.

ARQUITECTURA Y VALOR ARTÍSTICO

La iglesia del monasterio presenta características arquitectónicas que la sitúan en la transición entre el estilo románico tardío y el gótico primitivo. El elemento más destacado de este templo es su bóveda de cañón con seis robustos arcos de piedra que convergen en una clave situada a solo 5,30 metros de altura. Según el investigador Ricardo López, esta estructura podría representar la primera manifestación del estilo gótico en toda la Península Ibérica, un hecho que otorga un valor singular al edificio tanto desde el punto de vista histórico como arquitectónico.

La planta de la iglesia es de nave única, con un ábside semicircular al fondo, en línea con las tendencias constructivas de la época. Durante las obras de restauración llevadas a cabo en el año 1997, se recuperaron valiosas pinturas murales de estilo hispano-flamenco datadas en el año 1474. Estas representaciones iconográficas incluyen figuras de San Cristóbal, San Sebastián y escenas de la Virgen con el Niño, lo que añade un importante componente artístico al conjunto.

La importancia patrimonial de San Facundo fue reconocida oficialmente en el año 1982, cuando el conjunto fue declarado Monumento de Interés Nacional. Más recientemente, en el año 1997, se acometió un ambicioso proyecto de restauración que tenía como objetivo conservar y poner en valor tanto la iglesia como la casa rectoral.

Este proyecto, dirigido por los arquitectos Alberte González Rodríguez y Jorge Salvador Fernández, fue distinguido con el Primer Premio del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia en el año 1998, al considerarse la mejor intervención de restauración realizada en toda la comunidad autónoma. El jurado destacó la fidelidad a la estructura original y la integración con el entorno natural, demostrando un respeto escrupuloso por el valor histórico del edificio y su entorno.

EL ENTORNO

Si bien la arquitectura de San Facundo es notable, su entorno natural contribuye de manera decisiva a reforzar su importancia. El monasterio está situado en las laderas del monte de A Trapa, un espacio cubierto de viñedos que conforman uno de los paisajes más espectaculares de la Ribeira Sacra. Estas terrazas, o "balcones" como se les llama en la zona, descienden hasta el mismo lecho del Miño, conformando un mosaico agrícola que habla de la larga tradición vitivinícola de la comarca.

Muy cerca del templo, se encuentra también la ermita de Penaredonda, un pequeño santuario que completa el conjunto religioso de la zona. Además, en el propio río se localiza un embarcadero para el catamarán turístico, lo que permite a los visitantes acercarse a la historia y a la belleza del lugar desde una perspectiva fluvial única.

El monasterio de San Facundo de Ribas de Miño no es solo un testimonio del pasado, sino también un activo cultural y turístico con gran potencial para el desarrollo local. Su situación en el trazado del Camino de Santiago, combinada con el atractivo paisajístico e histórico del lugar, lo convierte en un punto de interés para visitantes e investigadores.

El Ayuntamiento de Paradela apuesta cada vez más por poner en valor este tipo de patrimonio, combinando la conservación con el fomento del turismo sostenible. Eventos culturales, visitas guiadas y proyectos de dinamización del territorio son algunas de las líneas de actuación que se están promoviendo para garantizar que este legado no caiga en el olvido.

San Facundo de Ribas de Miño representa un ejemplo destacado de la riqueza histórica, arquitectónica y espiritual del ayuntamiento de Paradela. Su fundación ligada al Camino de Santiago, su valor como ejemplo primigenio del gótico en la Península y su integración en un entorno natural privilegiado lo convierten en un lugar único y lleno de significado. Su recuperación y puesta en valor demuestran que el respeto por el pasado es compatible con una visión contemporánea y sostenible del desarrollo rural.

Así, este antiguo monasterio continúa vigilante, en las riberas del Miño, como un faro silencioso de historia, fe y belleza.

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