Raúl Vázquez, de Proyecto Valley: “Cualquier expresión artística auténtica viene de sitios pequeños”

¿Quién es Raúl Vázquez de la Torre?
Una persona nacida y criada en Sarria, discreta y tímida, aunque pueda parecer lo contrario, pero presente. Alguien con ganas, pasión e ilusión por lo que hace y que no le gusta quedarse rancio. Mi perspectiva es la transgresión y la vanguardia, aunque a veces sea necesaria la resiliencia para poder sobrevivir.
¿De dónde nace su amor por la música?
De pequeño me encantaba poner música en casa. Escuchaba las canciones del verano, me encantaba Nino Bravo y me gustaban mucho bandas como Fórmula V, Los Diablos... Recuerdo que cantaba sobre las canciones con un micrófono y me grababa en cintas de casette con la cadena musical que había en casa y también recuerdo cantar canciones en formato Karaoke en VHS. En el comedor, colocaba las sillas en fila y me subía a ellas como si fuera un escenario con alguna guitarra o acordeón de juguete. Me encantaba ir a ver las orquestas en las fiestas de San Juan y San Froilán y luego montaba en casa escenarios en miniatura y ponía música durante unas horas imitando lo que veía en la realidad. Curiosamente y sin saber por qué, me alejé bastante de mi interés por la música hasta tal punto que fue la primera asignatura que suspendí en mi vida cuando cursaba tercero de ESO. Al poco tiempo, fui a un concierto de rock y vi claramente que lo que me gustaría es estar ahí arriba, así que me apunté a clases de guitarra de la mano de Matías Moreno con 16 años y empecé a cantar en una banda de punk rock con mis amigos. Empezamos desde abajo y sin tener apenas conocimientos sobre lo que estábamos haciendo, pero lo hacíamos, y con mucha actitud. Luego fui pasando por diferentes formaciones y aquí sigo.
¿Qué es Proyecto Valley?
Es la necesidad de escribir y contar historias. Una catarsis, una forma de expresión. La mezcla de todo lo que soy mostrada de forma íntima, sencilla y directa. Me definieron una vez como cantautor, y aunque adopté ese término a modo resumen cuando me preguntan qué hago, me sigue pareciendo un concepto muy serio y algo pretencioso definirme como tal.
¿Participa en diversos actos, es una cuestión de vocación o también quiere darse a conocer?
Pues un poco de todo. Agradezco enormemente que quieran contar conmigo para que actúe y lo hago siempre desde el corazón, pero el darse a conocer también es importante. Además, escribo para ser escuchado, me gusta que mis temas o mis poemas lleguen a la gente y generen alguna sensación. Que hagan suyas mis letras y que las interpreten como las sientan. No soy el tipo de persona que escribe para sí mismo, yo siempre siento la necesidad de mostrar lo que hago.
¿Forma parte de alguna asociación?
Si, formo parte de la Asociación Cultural Rúa da Música, quien lleva años haciendo un papel fundamental en la cultura undergroud de Sarria, tanto en su labor como asociación musical como en la organización del festival Garitosis pero lo más interesante es que no somos los únicos. Sarria goza de una gran programación cultural y de una variedad envidiable a la de muchas ciudades. Festivales con un reconocido nombre en el panorama nacional como es el Esmorga, festivales que traen lo último y que te descubren nueva música como es el Ribela Love and Nature... Tenemos también A Verbena fest, el festival Interxeracións de La Unión y si queremos remontarnos a música de otras épocas está el festival Sarria Blues no Camiño. Está también el Buril, que trae muchos conciertos al año, y movimientos de lo más undergroud como es la Asociación Huhú o el bar Xarope. Si queremos algo más tradicional están Peleriños y Meigas e Trasgos, con una trayectoria espectacular. No quiero olvidarme tampoco del Descenso Urbano y la asociación de coches a radiocontrol AC/RC. Además, este verano va a celebrarse la primera edición de un nuevo festival, el Porta do Son. También existen agrupaciones de teatro, estudios de grabación, un coro, Sarria también es tierra también de buenos escritores, escultores y anticuarios... Contamos con un interesante proyecto en ciernes que es el museo Paixón Motor Slot. Y ya si tiramos de historia estaría también Donicela, que organizaba eventos que recuerdo de mi niñez con un gran cariño y el club Teixo, cuyos miembros todavía siguen aportando al panorama cultural. Creo que queda claro que Sarria siempre está en el top a nivel cultural y que hay cabida para infinidad de gustos.
¿Es fácil para una persona como usted, dinámica y con aspiraciones, vivir en Sarria?
Por supuesto. De adolescente creía que la clave estaba en núcleos urbanos grandes, pero con el tiempo cada vez me dan más repelús. Realmente, me muevo entre Sarria y Lugo, ambos sitios pequeños, pero creo que la clave de la cultura está en este tipo de urbes. Al final, cualquier expresión artística auténtica viene de sitios pequeños, de clases trabajadoras, de colectivos contraculturales y de gente de a pie que simplemente quiere mostrar al mundo su realidad. También es necesario aprender a vivir con la tranquilidad y el silencio. En cuanto a la diversidad... Creo que todo el mundo tiene la capacidad de entenderla, el caso es querer escuchar a los colectivos que dan visibilidad a sus necesidades y que reclaman el derecho indiscutible de su propia existencia. Es una lucha más, pero también está bien molestar o incomodar de vez en cuando. No es cuestión de institucionalizar lo no normativo, es cuestión de no arrancarle sus derechos. En mi caso, lo que me pudo acarrear algún percance fue mi forma de expresarme a través de la ropa. Aun así he de decir que, salvo cosas puntuales, nunca tuve ningún tipo de problema a la hora de probar con algún look un poco más arriesgado. Si que es cierto que con 18 años me daba algo de corte salir maquillado y con el pelo cardado como las bandas de glam y hard rock que escuchaba por aquel entonces y creía que en una gran ciudad eso no supondría ningún problema, pero pude comprobar que la realidad tampoco es del todo así y que los sitios pequeños tienden a acogerte. Tienen un punto mucho más hogareño y confortable, no hay que tener prejuicios en este aspecto. En resumen, siempre me sentí cómodo en Sarria mostrándome tal y como soy.
¿Qué cree que necesita Sarria?
Si miro atrás, lo que eché de menos cuando tenía 17 años fue tener un local de ensayo de carácter público, ya que quien quisiera montar una banda tenía que apañárselas para poder tener su local, lo que también conlleva tener un equipo, cosa que cuesta dinero. Ahora mismo, Rúa da Música y algún local más de las inmediaciones cumplen esta función y la cantidad de bandas se redujo con respecto a las que había hace unos 15 años, pero la creación de un espacio público para poder ir allí y tocar unos temas podría hacer que esta situación cambiase. Una buena sala de cine sería también algo que aportaría mucho a la villa. Recordemos que, en sus tiempos, Sarria contaba con tres cines que, por desgracia, acabaron cerrando sus puertas. Me gustaría que la parte institucional siga contando con la gente de casa y nos dé nuestro espacio en las fiestas para que se incluya a todo aquel que quiera participar.